La alternativa más conocida a la castración es la chip de hormonas, también llamada castración química. La designación exacta del chip se llama implante Suprelorin.
Contiene la hormona deslorelina, que estimula los testículos del perro macho. Sin embargo, las hormonas se liberan en una dosis más baja. Esto reduce la actividad en los testículos.
Por lo tanto, se previene el impulso sexual y la capacidad de reproducirse.
El chip tiene un efecto de seis a doce meses. El implante tarda unas seis semanas en surtir efecto.
No se realiza cirugía para insertar el chip. Además, no es necesario un anestésico. El medicamento se implanta debajo de la piel del perro con una jeringa. Después de la duración del efecto, el chip se descompone en el cuerpo.
La castración química también puede provocar cambios en el pelaje, aumento de peso y reducción de la actividad.
Después de los seis a doce meses de efectividad, el nivel hormonal en el perro macho vuelve a la normalidad. Así vuelve a ser fértil.
El chip hormonal también puede ser una ayuda en la toma de decisiones para la castración quirúrgica.
No se ha probado si el chip promueve enfermedades tumorales.
También hay inyecciones químicas y tabletas que tienen un efecto similar. Sin embargo, su tiempo efectivo es más corto, por lo que deben administrarse aproximadamente cada seis semanas.